La comprensión de los mitos y los símbolos impregnan de significado la existencia, son la solución al mal de la modernidad, el nihilismo.
Los mitos desempeñan un papel fundamental en la formación y expresión de la psique humana, ya que actúan como relatos simbólicos que explican verdades universales, valores y misterios de la existencia.

Según Carl Jung, los mitos no son simples narraciones inventadas, sino manifestaciones profundas del inconsciente colectivo, una capa compartida de la mente humana que contiene patrones universales de pensamientos y experiencias.
A través de los mitos, las culturas han dado forma a sus creencias y han transmitido conocimientos esenciales sobre la vida, el cosmos y la naturaleza humana, conectando generaciones con una visión compartida de su lugar en el mundo.

En el marco del inconsciente colectivo, los mitos están poblados por arquetipos, que son formas simbólicas primordiales como el héroe, la madre, el sabio o el caos.
Estos arquetipos son estructuras inherentes de la psique que emergen en todas las culturas y épocas, dándole a los mitos una cualidad universal.
Por ejemplo, la historia del héroe que enfrenta adversidades para alcanzar un propósito superior aparece en mitologías de todo el mundo, desde los relatos de Gilgamesh hasta las leyendas artúricas. Este patrón refleja la experiencia arquetípica del ser humano en su búsqueda de crecimiento, transformación y sentido.
La relación entre los mitos, el inconsciente colectivo y los arquetipos radica en su capacidad para conectar a las personas con su propia profundidad psicológica y con algo más grande que ellas mismas. Los mitos proporcionan una vía para comprender conflictos internos, motivaciones y aspiraciones, al mismo tiempo que sirven como puentes entre lo individual y lo colectivo.
Así, los mitos no solo son narrativas culturales, sino herramientas poderosas para explorar la psique, integrar el conocimiento inconsciente y encontrar orientación en el camino de la vida.